Justo Arosemena fue representante de Panamá ante el Congreso de Nueva Granada y propuso la creación del Estado Federal de Panamá, lo que le permitiría mayor autonomía respecto al gobierno central ubicado en Bogotá. Nuestro territorio gozó de ese estatus desde 1855 hasta 1885.
Arosemena era un opositor de la influencia de Estados Unidos sobre el Istmo. Por ello, incidentes como el de la tajada de sandía (se estudiará en el siguiente tema) le ratificaron la idea de que esa nación deseaba adueñarse de Panamá.
Debido a ese pensamiento Arosemena propuso, en 1857, un proyecto a Nueva Granada para que Panamá se convirtiera en un Estado independiente y hanseático. Según la iniciativa, el nuevo Estado estaría bajo la protección de cuatro potencias: Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Cerdeña.
La propuesta implicaba que Panamá se convertiría en un sitio neutro, donde habría libertad para comerciar con todos los países del mundo, siendo esa la principal ventaja para el Istmo. Arosemena proponía, como estímulo a los países protectores, beneficios como el uso del ferrocarril y la prioridad para los pasajeros y el correo de esas naciones.
En caso de guerra, Panamá siempre sería neutral, y daría libertades a los barcos de guerra que atracaron en sus puertos. Finalmente, las potencias protectoras no tendrían derecho a intervenir en las decisiones del Estado independiente hanseático.
La propuesta de Justo Arosemena fue ampliamente criticada por el periódico El Centinela. Se reprochaba lo desventajoso del proyecto para el Istmo y entregar el territorio a otras naciones. La propuesta no fue acatada Nueva Granada, y esa idea de Arosemena quedó en el papel.